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David Duke siendo de una generación de guerra y desarrollándose en la posterior guerra… parece surgir de lo inexplicable, génesis – mental. Redes cubriéndose misteriosamente como raíz, el pecado, abandonar o negar la tierra de emociones e ideas que le expresan y nutren su tiempo y realidad. Honestas sus obras – hijo, respuestas espontáneas y una las crisis de conciencia social, del mundo que habitamos, plasma sus visiones configurando ásperas texturas, transparencias y desvanecidas derramadas donde el color de cuarto surcos de luz en sí libera de asfixiantes enigmas. Fácil nada es, establecer diálogos visuales con su pintura que nos hace sentir que observamos algo oculto en nosotros y que se integra y desintegra en cada aleteo del pensamiento racional en el reino irracional o quizá me equivoque en solitario bronceado y sean pinturas con su nombre amado por los dioses del agua…

Edgardo Quijano M.